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Alteraciones del sueño

Alteraciones del sueño

Alteraciones del sueño, como el insomnio, podrán ser monitorizadas de forma rápida e intuitiva a través de dispositivos wearable y aplicaciones móviles, que permitirán a la persona mayor mejorar el seguimiento, la prevención y la detección de estos trastornos. Para ver le detalle de esta intervención dentro de  de GERIA-TIC accede a la página de Intervención en la vertical de Insomnio

Contextualización

El sueño es una función vital en nuestro organismo, encontrándose en las regiones del sistema nervioso como el hipotálamo, tronco encefálico y el tálamo (He, Johnston, Zeitlinger, City, & City, 2015).

Los cambios de sueño suelen comenzar a ser más frecuentes en personas mayores, ya que según avanza la edad, se producen alteraciones en este estado y como refieren los primeros informes realizados por Morin (1989) o Borkovec (1982), provocan una disminución de la cantidad y calidad del sueño, dando lugar a su fragmentación, con despertares nocturnos y un mayor deseo de siestas diurnas.(Crowley, 2011; Vitiello, Rybarczyk, Korff, & Stepanski, 2009).

Los trastornos del sueño-vigilia, son numerosos y los criterios diagnósticos para los mismos se recogen en manuales como el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, versión 5 (DSM 5), la Clasificación Internacional de Enfermedades, décima versión (CIE-10) y la Clasificación de Trastornos del sueño. Dentro de estas alteraciones se destacan diferentes tipos como son (Daroff, 1991): Las disomnias; Parasomnias; Trastornos del sueño asociados con trastornos mentales, neurológicos u otros trastornos médicos; Trastornos del sueño propuestos

Los trastornos del sueño más habituales en personas mayores son la somnolencia y el insomnio (He et al., 2015).

Causas

Las causas de los trastornos del sueño en las persona mayores es incierta, existiendo una perspectiva diferente en el desarrollo para dormir de la población envejecida (Vitiello et al., 2009). Su etiología puede dividirse en factores internos (relacionados con la persona mayor) y externos (ambientales).

Implicaciones de las alteraciones del sueño

Los trastornos del sueño afectan negativamente a la calidad de vida y a las capacidades funcionales de las personas, existiendo un mayor riesgo de padecer síntomas psiquiátricos y estando asociados a la Demencia, Alzheimer o Parkinson. Además, estas alteraciones dan lugar al desarrollo de fatigas, dolores de cabeza, depresión, somnolencia diurna excesiva, cambios en el funcionamiento motor y cognitivo, mayores costes económicos y sociales e incluso la mortalidad. Asimismo, todo esto ha provocado un aumento de la tasa de caídas en personas mayores en relación a los trastornos del sueño, sobre todo vinculado al insomnio (Bloom et al., 2009; Porter et al., 2015)

Prevalencia e incidencia

A medida que avanza la edad, se producen cambios en el sueño, provocando una disminución de la cantidad y calidad del sueño. La población mayor, es la que más padece estas alteraciones. El 57% de las personas mayores se quejan de interrupciones importantes del sueño, desarrollando dificultades y problemas en su vida diaria. Además, dos tercios de los mayores que se encuentran en residencias, se quejan de dificultades a la hora de mantener e iniciar el sueño(Bloom et al., 2009; López et al., 2011).

Dentro de los trastornos del sueño, el insomnio es la alteración más común en la población mayor, teniendo una prevalencia en torno al 30% y 45%. Asimismo, dentro del grupo de personas mayores que padecen insomnio, el 50% de ellas terminan con un insomnio crónico (Guo et al., 2016).

Por otra parte, el 24% de las persona mayores presentan apnea obstructiva del sueño (AOS), el 46% el 19% se quejan del despertar temprano de la mañana y el 12% tiene el síndrome de las piernas inquieta (Bloom et al., 2009).

Según recoge varios estudios, el insomnio es la alteración más frecuente en los mayores con múltiples afecciones físicas y psiquiátricas como son la hipertensión, depresión o las enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares, siendo su incidencia en el 60% o más. Por el contrario, una persona mayor con este tipo de enfermedades tiene una mayor probabilidad de desarrollar problemas del sueño.(Crowley, 2011; He, Johnston, Zeitlinger, City, & City, 2015; López et al., 2011).

En relación a esto, una encuesta de Gallup de más de 1000 estadounidenses de 50 años o más, en los que el 43% de ellos tenían 65 años o más, encontró que el 80% de las personas mayores respondió que el sueño es muy importante para poder llevar el proceso de envejecimiento de manera saludable. En esta misma encuesta, y en contradicción al mito de que los adultos mayores necesitan menos sueño, el 45% cree que necesitan más horas sueño en esta etapa que cuando eran más jóvenes y el 25% considera que tiene dificultades para conciliar el sueño (Bloom et al., 2009).

En el gran estudio epidemiológico del sueño, desarrollado por Foley et al, se encontró que más del 50% de las personas mayores tenían quejas de insomnio, pero que las alteraciones crónicas del sueño se asociaron principalmente con indicaciones de mala salud. En el seguimiento 3 años más tarde, de los 2.000 sobrevivientes con insomnio crónico en la línea de base, alrededor del 50% no tenía síntomas y la mejoría del sueño se asoció con la mejora de la salud (Neikrug & Ancoli-Israel, 2010).

Por otra parte, en el estudio de Ohayon et al, la prevalencia del insomnio primario fue de entre el 2% y 4%, seguido del insomnio relacionado con un trastorno verbal, el presentaba una prevalencia de entre el 1% y 3% (Cheuk et al., 2012).

Existen diferencias en la prevalencia e incidencia en relación al género y a la edad de la personas mayor. Las mujeres con mayor edad suelen presentar más trastornos del sueño (Crowley, 2011; Wennberg, Canham, Smith, & Spira, 2013).

Algunos estudios recogen que, la razón por la que existe una diferencia dependiendo del género aún no está completamente avanzada pero se ha sugerido que una reducción en el porcentaje de las etapas 3 y 4 del sueño puede ser un biomarcador sensible del envejecimiento en relación al sexo. Por otra parte, en estos estudios se recoge que las mujeres de 70 años o más pasan aproximadamente el 15-20% del tiempo total de sueño en las etapas 3 y 4; y que los hombres de la misma edad gastan sólo aproximadamente el 5% del tiempo total de sueño en las etapas 3 y 4 (Fetveit, 2009).

También se encuentran diferencias en los hábitos que las personas mayores tienen según su género, ya que las mujeres mayores se acuestan y se despiertan más temprano que los hombres mayores, lo que sugiere que los ritmos circadianos están en fase avanzada en las mujeres mayores (Wennberg et al., 2013).

Los trastornos del sueño en personas mayores suelen estar asociadas con la Demencia, el Alzheimer o el Parkinson. No todos las personas con demencia presentan alteraciones en el sueño, aunque cabe destacar que el 90% de los mayores que presentan algún tipo de demencia, si desarrollan problemas de sueño. Además, este tipo de problemas suelen estar más asociados con las demencias de cuerpo de Lewy, enfermedad del Parkinson o en personas con Alzheimer, como se ha nombrado anteriormente, ocurriendo en el 90% y 44% de los casos respectivamente (Cipriani, Lucetti, Danti, & Nuti, 2015).

El 44% de las personas mayores con Alzheimer presentan trastornos nocturnos y diurnos. La frecuencia de las quejas del sueño en personas mayores con Parkinson es del 60%- 90%, correlacionándose con el aumento de la enfermedad (Crowley, 2011).

En relación a los fármacos, según el estudio de Boix Gras et al, el consumo de psicofármacos en personas mayores con insomnio es bastante alto, siendo consumido principalmente por mujeres. Así, un estudio desarrollado en Australia, recoge que el 15% de las mujeres con de entre 70 y 75 años consumía fármacos para dormir, y el uso abusivo de ello conllevaba a caídas, accidentes y a un mayor uso de los servicios sanitarios (Boix Gras et al., 2009).

Otro estudio refiere que el 90% de las personas mayores con insomnio crónico abusan de diferentes fármacos como el clonazepam aunque según esta investigación, apenas se ha producido un desarrollo de tolerancia o dependencia hacia el medicamento. Por otra parte, un ensayo con melatonina, refiere que existen efectos sobre el abuso de este medicamento en la población mayor (Fetveit, 2009).

Instrumentos de valoración

Los diferentes trastornos del sueño son diagnosticados a partir de diferentes escalas que evalúan la calidad y cantidad de sueño de la persona. En el caso de la detección del insomnio en personas mayores, esta se realiza a partir de una entrevista en la que se desarrollan preguntas sobre la satisfacción del sueño y las consecuencias diurnas relacionadas con la misma (He et al., 2015).

Si en la entrevista se observan síntomas del insomnio, se efectuaría un nuevo encuentro mucho más estructurado. Así, esta entrevista estaría enfocada hacia tres tipos de factores: factores predisponentes, factores precipitantes y factores perpetuadores (Suzuki, Miyamoto, Miyamoto, & Hirata, 2015).

Los factores predisponentes, incluyen aquellos agentes de riesgo que tienden a  aumentan la probabilidad de que las personas mayores experimenten un mal sueño, como mala salud física y mental, antecedentes familiares de insomnio o bajo nivel socioeconómico (He et al., 2015).

Los factores precipitantes incluyen cualquier evento que pueda interrumpir agudamente el sueño, como eventos recientes de la vida como por ejemplo, un episodio depresivo, hospitalización, pérdida de un ser querido, traslado a una residencia (He et al., 2015).

Los factores perpetuantes son los aspectos de la conducta cotidiana del adulto mayor que sirven para mantener un sueño pobre e incluyen todas las influencias contextuales, emocionales y conductuales (He et al., 2015). Existen diferentes tipos de escalas y técnicas desarrolladas para la valoración de los trastornos del sueño que han sido analizadas. Para el proyecto GERIA-TIC se han seleccionado algunas de estas escalas y la utilización de pulseras wearables que monitorizan el sueño

Polisomnografía

La polisomnografía (PSG) es una técnica que evalúa si los pacientes con insomnio presentan un trastorno del sueño, además, emplea numerosas colecciones de electrodos superficiales, y cada uno de los parámetros fisiológicos de medición del sueño (Li et al., 2016; Marino et al., 2013).

Actigrafía

La actigrafía es la medición de los movimientos de la muñeca para evaluar el estado de sueño o de vigilia, sobrestimando el sueño y subestimando el tiempo de vigilia (Shelgikar et al., 2016).

Prueba de la apnea

La prueba de apnea del sueño en el hogar (HSAT), suele consistir en cuatro o siete canales grabados, aunque ciertos dispositivos HSAT tienen la capacidad de realizar monitoreo adicional. El sistema de clasificación del SCOPER (sueño, cardiovascular, oximetría, posición, esfuerzo y respiratorio), significa el tipo de señales medido por un dispositivo HSAT dado. HSAT típicamente no mide el sueño. Aunque algunos dispositivos incorporan monitoreo electroencefalográfico limitado, otros usan una medida sustituta para estimar el sueño (Shelgikar et al., 2016)

Test de latencias múltiples del sueño (TLSM)

Este método, consiste en 4 o 5 siestas diurnas de una duración entre 20 y 40 minutos, registrando cada dos horas la actividad cerebral, el movimiento ocular, mentón, el eletrocardiograma (EKG) y la respiración. Entre cada siesta, la persona ha de estar levantada y despierta. Siempre se realiza a continuación de un estudio de polisomnografía y aprovechando parte del montaje de dicho sueño (Shelgikar et al., 2016)

Vídeo EEG

Es una técnica que permite valorar el comportamiento clínico de la persona a partir de una polisomnografía o un electroencefalograma, a través de una grabación de vídeo. Este programa permite diagnosticar trastornos del sueño (Ko et al., 2015).

Test de mantenimiento de la vigilia

Es una prueba en la que se cuantifica la somnolencia diurna. En este estudio se evalúa el sueño a lo largo de varias siestas de 20 y 30 minutos. La persona acude a la unidad de sueño por la mañana y en una habitación individual duerme durante un período de tiempo establecido. Una vez transcurrido ese período de tiempo, se le despierta y vuelve a dormir un período de unos 20 minutos aproximadamente. Esta técnica proporciona información para el establecimiento del correcto diagnóstico y tratamiento (Shelgikar et al., 2016).

Insomnia Severity Index (poner anexo)

La escala Insomnia Severity Index, la cual ha sido validada para personas mayores, se compone de siete ítems que evalúan la dificultad para quedarse dormido, para mantener el sueño, los despertares tempranos, el grado de satisfacción con el sueño actual, la interferencia de estas dificultades con el funcionamiento diario, el grado en que otras personas notan el deterioro debido al problema de sueño y el grado de malestar o preocupación por el problema de sueño (Sierra, Guillén-Serrano, & Santos-Iglesias, 2008).

E- Diario

E- Diario, es un diario digital del sueño, en donde, los usuarios introducen una descripción sobre como duermen. Estos datos, ayudan a los profesionales a monitorear los patrones y tendencias del sueño, proporcionando una retroalimentación sobre el progreso del usuario. A diferencia del diario de sueño en formato y papel, Yong-Xiang Chen et al, recogen en su estudio que el formato electrónico permite grabar la información en un dispositivo eléctrico, evitando la pérdida de datos. Además, este formato, proporciona un resumen visual de la información de sueño mediante la transformación de las entradas de E- Diario, basadas en textos simples e ilustraciones gráficas (Babson, Ramo, Baldini, Vandrey, & Bonn-Miller, 2015).

Pre-Sleep Arousal Scale (PSAS) y Hypearousal Scale (HAS) (PONER ANEXO )

Pre- Sleep Arousal Scale, es una herramienta utilizada para evaluar el nivel de excitación cognitiva y somática antes del sueño, los 16 factores de autoevaluación incluyen las subescalas de excitación somática y cognitiva (Hantsoo, Khou, White, & Ong, 2013).

La Hyperarousal Scale (HAS), es una escala de autoevaluación, desarrollada para valorar la tendencia de despertar, distinguiendo el nivel de excitación del sueño normal y el insomnio (Hantsoo et al., 2013).

Cuestionario de Oviedo del sueño

El cuestionario de Oviedo del sueño, es una breve entrevista semiestructurada para los trastornos del sueño tipo insomnio e hiperinsomnio. Está constituido por 15 ítems, 13 de ellos se agrupan en 3 escalas categoriales o diagnósticas: satisfacción subjetiva de sueño (1 ítem), insomnio (9 ítems) e hiperinsomnio (3 ítems). La parte del insomnio es dimensional y proporciona información sobre la gravedad del insomnio en el caso en el que esté presente. A mayor puntuación (entre 9 y 45 punto tiene la escala), mayor gravedad. Los 2 ítems restantes responden a la existencia de parasonias y trastornos de tipo orgánico (García et al., 2000).

Sleep disorders questionnaire (SDQ)

El cuestionario SDQ, fue diseñado por Douglas et al y posteriormente fue modificado y validado en Holanda. El objetivo de este cuestionario es la evaluación de los trastornos comunes del sueño, siendo diseñado para dar un diagnóstico y no una descripción de los trastornos del sueño (Lomelí et al., 2008).

Escala de solomnencia de Stanford (ESS)

Esta escala autoadministrada, evalúa el grado de somnolencia excesiva, ayudando a establecer el patrón de sueño o el control de cambios en el sueño. La escala está constituida por 7 ítems, existiendo dos modalidades para registrar la información como son la evaluación de la actividad autoinformada por la persona cada hora a lo largo de las 24 horas del día y el registro del estado de somnolencia en tres momentos del día. (Cipriani et al., 2015).

Métodos fitness

Los métodos fitness son dispositivos de rastreo que realizan un seguimiento de las actividades de la vida diaria, debido a la importancia que tiene la medición del sueño como un componente integrado del bienestar. Este tipo de método, utiliza la técnica actigráfico, en la que un acelerómetro detecta el movimiento en el que se deducen los patrones de sueño, estableciéndose como una alternativa fiable al método PSG de referencia.

Sleep Disorders Inventory

Esta escala, se diseñó para evaluar el sueño en poblaciones con problemas neuropsiquiátricos, principalmente con enfermedad de Alzheimer. Consta de una lista de evaluación de ocho síntomas (dificultad para dormir, levantarse de la cama durante la noche, conductas inapropiadas durante la noche, despertares durante el sueño nocturno, confundir la noche con el día, despertarse demasiado temprano por la mañana, dormir excesivamente durante el día y otras conductas) y de una segunda sección para determinar la frecuencia y la gravedad de dichos síntomas, además de la ansiedad de los cuidadores (Tractenberg, Singer, Cummings, & Thal, 2003).

La intervención en el proyecto Geria-TIC

Una vez analizada la situación se creó un programa de intervención dentro del proyecto. Para ver le detalle de esta intervención accede a la página de Intervención en la vertical de Insomnio

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